Llegó la estrella del año. Treinta días y treinta noches desfilando con su vientre plano sobre almanaques y calendarios.
El diseñador sorprende a quienes van y a quienes vienen, acortando el largo de las tardes, y alargando alguna que otra traviesa mañana por el dobladillo de persianas y cascada de traslucidos tejidos. Lento inicio en el cambio de luz y tonos. Algo distinto se nota en el ambiente con la llegada de septiembre.
Demasiado rápido pasas, ¿por que no quedarte más tiempo?.
Volverán a ser las calles protagonistas. Lágrimas y risas de pequeñas cabecitas entrando en el colegio con un sabor extraño. El primer café mañanero, en cafetería. Motores, pasos de cebra, uno que acelera. Otro que frena, el dichoso camión recogiendo los residuos de reciclaje, ¡paciencia!, la culpa no es tuya.
La prisa camina bronceada y éste mes luce. Pero no vayas a empezar hecho un basilisco. Al lío.
