Llegan los mercaderes ubicando su mercancía en la plaza.
Bagdad , por ejemplo, en otros tiempos... dónde acuden gentes, entes y colectivos.
Con el bullicio y canturreo acude gente de otros lugares y distintas clases sociales...
Se acercan mendigos con sus manos extendidas bajo harapos sin lustre de color indefinido, pidiendo limosna con timidez y vergüenza, otros sin pudor.
Contrasta con la humildad y gente currante de sol a sol, una luz que se abre paso, la princesa adentrándose en el trajín del escenario.
Luminosidad y belleza enamora a quien la contempla, algunos casi desmayan, quién no hipnotizados siguen su estela hasta desaparecer por completo su rastro y el aroma que la envuelve.
Luminosidad y belleza enamora a quien la contempla, algunos casi desmayan, quién no hipnotizados siguen su estela hasta desaparecer por completo su rastro y el aroma que la envuelve.
Ella, busca entre la multitud a su amado Mahmud, el Sultán de aquellas tierras.
Juglares saltan y revolotean entre las gentes, mientras se divierten, distraen aquí y allá.
Se advierte un sonido dulce y musical, el emitido por el encantador de serpientes..
Hace sonar una flauta, y a su misma altura, de un cesto brotan lenta y elegantemente reptiles que bailan al mismo ritmo y compás. Afina el encantador, y el reptil, de oído fino, es obediente, sueña o duerme.
Entra el Califa, anunciado por trompetas, no sea que pase inadvertido y nadie se diera cuenta...
Con gran turbante azul busca entre telas y bambú a su amada Beselu
¿Dónde está? ¿La verá?..
Los mendigos hacen otra ronda, vuelven a pedir limosna, algo han de conseguir para llevarse al hambre de la boca, y al estomago del alma.
Se alejan la Princesa y el Califa., y los mercaderes recogen las mercancías y se van con sus camellos, caballos o como puedan, si les dejan.
La plaza se queda vacía...
Se termina el cuento, es hora de hacer la siesta.
Se termina el cuento, es hora de hacer la siesta.
Mercado, Mercadeo y Tenderete
Es el sello de la oferta y la demanda, en resumidas cuentas.
Según se mire es el negocio que esconden las alfombras sean persas o chinas. El provecho beneficioso, la apuesta manejada tras las cortinas , todos saben y a pocos engañan.
Según se mire es el negocio que esconden las alfombras sean persas o chinas. El provecho beneficioso, la apuesta manejada tras las cortinas , todos saben y a pocos engañan.
Dónde hubo mercado quedan restos y basura.
¿A cuánto va la mentira?
Llegan las gangas.... aquellas de bueno, bonito y barato y además con
música.
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