Rotonda y rotunda luz pendía de dos alas, un sol que comenzaba a rayar la montaña.. Los árboles lo admiraban porque despegaba o aterrizaba un gran círculo desde la tierra algo húmeda y mojada. Desde el cielo un ojo ilumina el mar y la montaña. Amarillo y rojo, encendía una gran área, brillo en esferas degradadas se esparcía, haciendo un corro de grandes comillas. Mientras las hojas verdes en dorados y plata se convertían, agitándose vagamente, bostezando sin que apenas el sol , su movimiento notase cuando bajaba o subía. Troncos se inclinaban en sombras que al sol agradecían, le daban las buenas noches y los buenos días. Al ir oscureciendo los grillos cantaban y cuando se hacía de nuevo la luz, las hojas aplaudían.
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