El alimento y la hormona del crecimiento
Yo tuve tres maridos, y a los tres envenené...
polvitos de la piturritis en la sopa
salsa en la carne
castaña confitada
marrón glace
y gotitas en el café.
eso, eso va a ser....
Aquellas yayas y yayonas cantaban en los fogones, entre colada y colada, deslizando por habitaciones y alcobas... trapos y escobas...
"¡Ay ba, ay ba!"
ay babilonio que marea.....
Los abuelos y papás veían embobados a Sara Montiel y su postureo. Sonreían quedando con la boca abierta, ante aquella mujer imponente que tan bien lucía a través de la pantalla.
Hay que reconocer que eran otros tiempos, en los que no existía variantes del divertimento.
Una de las que cantaban con más regodeo y soltura, " Yo tuve tres maridos y a los tres envenené". Distendida vocalización ocultaba trama y deseo, alguna idea e íntimos secretos...
jajajaa Tal vez sólo eso, un deseo irrealizable, por tan sólo unos segundos.
¡Canta cigarra canta!
Sus voces finas y contagiosas entonaban emulando aquellos tiempos de vedettes y artistas...
Seguirían hasta perder la memoria, cantando sin complejo y delantales ante la atenta escucha de vecindad y familiares...
Esos tiempos, no, no volverán....
Cuánto ruido de cubiertos en la mesa cuando rozaban los platos. Los ensayos del tenedor más atrevido repiqueteaban en vasos de distinto nivel en contenido.
Hablando de contenido, el de una guitarra
y Carlos Santana.
... mientras se come, no se habla...
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