sábado, 31 de octubre de 2020

Lo que el viento se llevó


Lo que el viento se llevó fue el verano, y a su paso dejó suaves risas....


 Cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar.


Quién más y quién menos probó el veneno, sabe lo que vale un peine y aprende a hacer peinetas, nadar, hacer piruetas y guardar la ropa. Otra cosa es mojarse hasta ahogarse, si es que hay que llegar a una supuesta meta, lo que haga falta, (oye-me!, a la derecha y al fondo, hasta perder el norte.)
Subirse a una ola, qué aún parezcan todas iguales, olas y olos, no lo son, por mucho que se empeñen... y no se trata de sexar, sino de entender que son particularmente distintas como  las personas, las gentes.
Que manía con la igualdad. No existe, ni se le espera... Bueno, algunos sólo la necesitan y quieren de conveniencia.


Las Olas como las risas... van que vuelan, corren que se las pelan, mega navegan llenas de magia..., jugando jugando ascienden y nubetean.
Llegan por turnos cuando no tropiezan y cortésmente se ceden el paso unas a otras.
Olean sin descanso desconfinando líneas, multiplicando espacios, aparecen, desaparecen entre arenas blancas y finas de playa. 

En el kikirikí con ka y con qú... de las olas, flotan risas con suerte mas que una suerte de risas,.. 
jajajaa y jojo... al final no quedará títere con cabeza, porque de adorno las encuentras a patadas.  


Unas crías, entrechocadas tronchándose a carcajadas.. correteando por la orilla, y en la cresta de la ola... jajajaa jajjaa  ¡Qué bien lo pasan!


































 


Una de las huellas...

Producto de la casualidad.
 

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