miércoles, 31 de agosto de 2022

La música del viento

 

Dos atriles, uno para la inminente llegada de septiembre, y otro allá por primavera, para el buen mes de abril. Agua para la tierra, que no seque, que no ahogue la raíz y encharque  superficie.

 La luz, la brisa, las nubecillas pasajeras no esperan, no quieren ser techo ni lluvia.
¡Ay madre mía! qué rareza de atmosfera y puñetero clima.

La ley de la vida crece bajo el cielo, en formas, sabores, aromas...  un huerto, un feliz jardín de sonidos bailando con los insectos.
Quieto sin moverse, enrocado sobre el césped, un enano vigilante mira fijamente una hoja pasando silenciosa sin decir hola, sin decir buenos días.











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