Desde el paquete de pipas a un paquete de software, pasando por ir de paquete en moto.., hay para meter paquetes sin parar de aquí a ejercer nuestro derecho, introducir en la urna el voto.
Entre mensajes y paquetes ellos se entienden, si fuere menester un tercero..., ¿ cómo dejar al margen al mensajero?, aportaría aclaración.
El mundo del paquete es apasionante, la de avatares y anécdotas que pueden contar del trasporte en cada uno de sus exclusivos viajes. Si contaran los entresijos, las gallinejas, las tripas de cordero... no haría falta iluminar y adornar calles, se alucinaria en colores.
Algunos, incluso se pierden en el frío de la noche, lunas de azúcar, marrón glacé y licores en el postre. Sabrán quiénes miran el interior de contenedores.
Del paquete en sí, su efímero envoltorio terminará formando montañas de cartón y de ahí a la destinada cadena de reciclaje.
Prefiero los paquetes-regalo que trae Papa Noel y los Reyes en mano. Qué chulos son los envoltorios, el diseño de los lazos, que más tarde, por supuesto llegarán a su contenedor asignado.
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