Tiene menos que nadie, menos que otro, veintiocho únicos días, y en el cuarto calendario, un día de regalo.
En veintiocho días todo tiene cabida, la muerte y la vida. De existir la reencarnación ambas dos bien pudieran confundirse y ser la misma.
El loco del 28 es como aquel pompón de las zapatillas convertidas en bolas chinas.
Pasea febrero su ciclo tímido, unos días eufórico y en brazos de Morfeo, otros.
Febrero, el rey de los ángeles pistoleros.
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