A media noche comeremos relojes con los dioses de la buena suerte . Y después, ¡oh! sorpresa, bolsa de cotillón. Para transformarnos en locos con gafotas, narizotas, pitos y matasuegras. Dejando una alfombra de serpentina y confeti bajo nuestros zapatos.
Trascurridas las primeras horas del primer día del año, risas, el trenecito, el baile de la conga y movimientos muy extraños que no se sabe dónde se habrán aprendido, propios de dioses que se suben a la parra, y lo más probable es que cuándo bajen tropiecen con el sueño y con sus propios pies.
Suerte, sí, se va a necesitar.
Y al despertarse el baile de la danza del vientre.
ResponderEliminarFeliz Año 2024, y mucha 🍀