martes, 5 de diciembre de 2023

Masa madre

 


Haciendo un pan ...  


Avanzaba aquella interminable cola de gente, avanzaba lenta individualmente, pero eterna.

Repartían pan, una barra grande por cada cuatro personas. Si eran familias de menor número, había que segmentar cuatro trozos equivalentes y compartir entre desconocidos o grupos que no pertenecen a un mismo núcleo familiar. Es ahí cuándo dejaban de oírse los resoplidos y murmullo de la gente, cansada de esperar su turno para escuchar vocerío y bronca, incluso sonido de golpes, rompiendo el orden y casi tranquilidad de los vecinos.

    ¡Cuánto ruido hacen por un cacho pan estos vagabundos!

se decían unos ricos desde sus casoplones y áticos de lujo.

     ¡Silencio! o llamo a la policía para que los detengan, desgraciados, id a mataros a otro lado.

El panadero mentiroso, sus ayudantes con la masa en sus manos. Esa masa tonta y su madre, contenta de estar en manos de un pandero que habla de los panes a sus masas. Y que más tarde vende el pan, lo trocea o lo cambia.
 Y al pan y a su madre, se los comen.


A la masa madre.

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