martes, 24 de marzo de 2009

¡ Cuánto sabe el niño!

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¡Cuánto sabe el niño!
Después de media hora haciendo carazas y cosquillas para que riera, no esbozo ni una mueca. Este niño no gesticula, ha nacido estatua sin gracia. Vinieron payasos, bufones y arlequines de todos los países. Lo que te decía, Anacleto Segismundo, este niño es un caso perdido. Da lo mismo llevarlo al circo, hacer trucos de magia, que comer haciendo el pino. De muy pequeño no usaba baby, con las papillas utilizaba cuchara, tenedor y cuchillo, Lo miraban extrañados y él sin abrir la boca, porque sabía que era de maleducados y poco juicio… igual les decía, a mi me importa un pepino.
No quiso nunca pañales, porque era alérgico y le irritaba el culo. Y cuando su mami, lo “acompañaba” a comprar la ropa, ya decía esa no, esa si, que he de ir a conjunto.
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2 comentarios:

  1. Lola, estoy intrigado,¿qué paso con el chabal al crecer? ¿ríe?
    Besitos curiosos.

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  2. Miquel Ángel,
    Como sabía tanto, pensó; “el que ríe último, ríe mejor”.
    El niño creció, se convirtió en hombre. Y por su propia voluntad, decidió participar en un curso de risoterapia. Fue poco a poco elevando la comisura de los labios. Y comenzó a reír. Se sintió tan bien que se hizo adicto a la risa. El problema era que cuando todos estaban serios el no podía parar de reír. (Gran problema)

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