En lo alto de un árbol dos pajaritos se cantan viendo el precipicio
Abril y no febrero, debería ser el mes de los enamorados. Porque es más divertido jugar en un jardín, en el campo, en sus atractivos escenarios.
Emociones y sobresaltos por eléctricos impulsos, encienden la chispa que eriza la piel, el pico y las orejas.
Un febrero hecho abril esquíando la escasez de nubes y el clima acompaña acorde el maratón de pulsaciones. El corazón es el tapón de un cava y el resto de los órganos, exaltados recorren de extremo a extremo del cuerpo, como bólidos sin freno.
Enero, febrero, marzo abril, mayo... todos los meses del año palpitan euforia y sin poder evitarlo, levitamos.
Enamorarse es echarse un perfume hechizado y esperar que tarde en evaporarse..
Y el amor les convirtió en música...
🔗 Corazones eléctricos
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