domingo, 22 de marzo de 2020

Bajo techado






Días de miedo y poca actividad atacaron después de la sobremesa del domingo con distintos efectos mas que secundarios, directamente paranoicos.
Paralizadoras noticias llegan entre febrícula y otros síntomas. Tarde torcida, tarde mohína, tediosa, iniciando una espiral de profunda y dramáticas magnitudes.
La angustia se ceba en la libertad, y ésta, termina por espabilar reconociendo que más vale prevenir que provocar. Es uno de esos pactos que se adoptan a regañadientes, disponer de un flexible y razonable margen.

Como un gas caprichoso ataca cuándo y dónde menos piensas y de la noche a la mañana, te dan un papel secundario o protagonista...  Te convierte en una estrella, pero tú quieres seguir viviendo con los pies en tierra.

Ni toda la enseñanza, saber, ni una serena lógica te salva y proporcionará consuelo si te espera en una esquina un virus asesino.
¡Milongas!

Decidir en una sala de urgencias en escasos quince minutos, a quien salvar, al padre o al hijo... A quien poder dar el beso de despedida, si nos dejan. Ser juez y parte de tan salvajes crueldades.

Puede ser que haya otro tipo de agente, un tipo de gas nervioso que el miedo enfrasque. No,  mejor transformado para hacernos adictos a las risas, al sexo. Lo cual también podría llevarnos a ciertos contagios...

En fin que la vida es 'una' ....  y se rifan numeritos y papeletas.

Lo llevamos, o no lo llevamos, ese es el dilema.
Ser o no ser... en este momento no preocupa, incluso es para tomarlo a risa. Ahora las cosas no sé si son de manual, pero se están poniendo serias.

Hormigas, ratitas de laboratorio,  ¿ cómo nos veremos  al final si es que nos reconocemos?


Dos semanas dan para mucho, existe la oportunidad de un nuevo planing.

Que si juegos de magia, que si a cartas, ajedrez, al ahorcado, el tres en ralla..
Después de tanto juego de mesa, qué mejor que jugar a la gallinita tonta y ciega.


Ahí lo llevamos.

Bajo techado








No hay comentarios:

Publicar un comentario