Queridas palomas

Se agradecen las mañanitas de brisas suaves.  La temperatura perfecta para un domingo tranquilo. Pasacalle de familias en distintas direcciones y a cumplir ciudadanamente. Encuentros en terrazas, el tradicional aperitivo, comida, café y las frases más peligrosas del día..

A Dios gracias, que llegaron una invasión de palomas, apartando la conversación de la  discordia. Echándose a picotear en las mesas como una jauría. En ese tema estuvieron todos de acuerdo.  Un par de camareros salieron a espantar a las descaradas que quitaban de las manos la comida. Unas picotearon el aperitivo, otras, se burlaban desde poyetes y cornisas en ventanas y balcones, dejando caer sin miramiento alguno lo que había sido el desayuno de aquellos madrugadores  a los que algo les habían sustraído.

Que feliz era de niña, cuándo iba al parque y se podía alimentar palomas con unas papelinas de semillas. Eran pocas, símbolo de paz y no se ponía demasiada atención en que trasmitían  enfermedades y podían ser dañinas.

Los bebés de hoy, no pueden tener esa relación tan cercana con las palomas. Podrían pensar, que los bebés también son su comida.

Sería estupendo recordarlas como antes, un grupo de palomas educadas, que se acercaban tímidamente y agradecidas picoteaban lo que se les daba en la palma de la mano o bien cerquita de tus zapatos, para que se acercaran más. 

Era un equilibrio perfecto y respetable. Y en determinadas épocas regalaban escenas de amor y cortejo..